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?En mi planta del hospital he sentido el temblor. Manos temblorosas canalizando vías venosas, colocando oxígeno, auscultando pechos rendidos a la fatiga? Mano Seguir leyendo
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?En mi planta del hospital he sentido el temblor. Manos temblorosas canalizando vías venosas, colocando oxígeno, auscultando pechos rendidos a la fatiga? Manos agitadas tocando pacientes, cambiando sábanas, limpiando habitaciones, trasladando camas o, en el peor de los casos, camillas a las cámaras?.?Hoy la muerte trajo silencio a la vida de una amiga de mi gran compañera. No es capaz de contener las lágrimas, necesita un rato de aliento para aliviar tanta tristeza. Se baja la mascarilla, nos cuenta que no ha podido acompañar a su familia, y yo sin saber qué decir le acaricio un hombro con mi mano enguantada?.Estos son solo algunos de los momentos de este emotivo libro que nos ayuda a entender mejor cómo ha sido la vida de quienes se enfrentaron a la pandemia en primera línea, como su autora, enfermera en una UCI. Una pandemia que nos ha llenado de soledad y dolor sin consuelo, de abrazos que se quedaron en el aire. Una enfermedad insaciable contra la que lucharon quienes nunca pensaron en rendirse.
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