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«Se aceleraba el ritmo cardíaco y aumentaba la temperatura corporal. Después aparecía la erupción escarlata, que se extendía como un reguero de pólvora p Seguir leyendo
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«Se aceleraba el ritmo cardíaco y aumentaba la temperatura corporal. Después aparecía la erupción escarlata, que se extendía como un reguero de pólvora por la cara y por el cuerpo»En 2013 estalla en las principales ciudades de la Tierra una peste fulminante que se propaga con rapidez hasta el último rincón habitado. No hay para ella antídotos conocidos; en cuestión de días, el vano éxodo de los pobladores vacía las ciudades, devastadas por el pillaje, los incendios y la violencia. Con el paso del tiempo, unos pocos supervivientes van formando pequeñas comunidades mientras a su alrededor una vegetación asilvestrada, sin control, ahoga las zonas antes cultivadas, y los animales domésticos, con garras y dientes, tratan de asegurarse un lugar en el nuevo orden zoológico.Sesenta años después de la tragedia, el último super-viviente de la peste entonces joven profesor universitario y ahora anciano de casi noventa años intenta al final de su vida transmitir algo de experiencia y sabiduría a sus nietos casi salvajes, evocando un mundo que ya nadie sabe que ha perdido. La Peste Escarlata (1912), un clásico memorable sobre la fragilidad de la civilización, inauguró el género de novela catástrofe y dejó su huella en libros tan notables como La Tierra permanece (1949), de George R. Stewart, y La carretera (2006), de Cormac McCarthy. Las ilustraciones realizadas para esta edición por el gran artista argentino Luis Scafati añaden una dimensión onírica, a los horrores de ese futuro apocalíptico imaginado por Jack London.
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