Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
El reinado de Juan II ocupa prácticamente la primera mitad del siglo xv, época en la que se reciben las influencias humanísticas que van a marcar la cultura Seguir leyendo
info
El reinado de Juan II ocupa prácticamente la primera mitad del siglo xv, época en la que se reciben las influencias humanísticas que van a marcar la cultura castellana en adelante, así como las ideas políticas que propugnaban un poder concentrado para el monarca (el poderío real absoluto). A pesar de todo ello, la personalidad de un monarca pusilánime y vacilante, como sin duda lo fue el hijo de Enrique III, resultó poco apropiada para aprovechar todas las ventajas que las nuevas corrientes de pensamiento ofrecían. En puridad, más que una biografía regia habría que hacer la de su favorito, el condestable Álvaro de Luna, que fue quien durante la mayor parte del reinado personificó la figura de un monarca políticamente ausente. Si a esto añadimos que Fernando de Antequera, hermano de Enrique III y corregente durante la minoría de su sobrino, decidió utilizar su influencia para colocar a su prole en los puestos clave de la vida política peninsular, entenderemos que fue un reinado básicamente revuelto. Revuelto por la actividad de un «monarca» no legítimo (el condestable Luna), por las intrigas continuas de los infantes de Aragón (los hijos del monarca aragonés Fernando I, el de Antequera) y por el ansia levantisca y acumuladora de señoríos y rentas de la mayoría de la nobleza. Podría decirse que el reinado de Juan II es el resultado de los enfrentamientos a numerosas y cambiantes bandas de estos tres grupos de actores, donde el condestable era el único que miraba por el decoro de la real corona (sin perjuicio de jugar a convertirse en el señor más poderoso del reino y con la clientela política mejor nutrida). Mientras tanto, el pueblo castellano asistía atónito a hechos que escapaban totalmente a su control.
Bienvenidos a nuestra nueva sección de noticias. ¡Hola, Piccolinos! Este es nuestro portal de noticias. Os iremos contando novedades, recomendaciones… Continuar leyendo ¡Noticias Piccolo!